lunes, 23 de diciembre de 2013

Boceto (carbón, o no)



La encontró perdida. No podía negar que él también lo estaba. Al menos era sincera y reconocía su perdición aunque intentaba camuflarla cada vez que podía tras la sombra de sus amplios conocimientos de filosofía. Teorizaba muy profundo sobre casi todas las cosas importantes, entiéndase por ello: el canto de los pájaros, el conocer verdaderamente a una persona (y cuánto dura), el desamor... Con una de sus primeras frases se refirió a la imposibilidad de pasear corta de ropa por las calles pero él la tomó inofensiva, y agregó "es difícil ser mujer en esta ciudad". Hoy podría pensar que en ese instante empezó a seducirlo. Hoy podría besarla.

Andrés guardaba la ínfima esperanza mientras daba respuestas de memoria, sin traicionarse pero sin ganas de estar ahí. La gira estaba dando mucha plata, Balthazar era el que se sentía más poderoso, quizás porque era la primera vez que viajaba tanto. Justamente esa  fue la motivación para realizar la travesía. Andrés no había decidido mirando los dólares sino la lista de ciudades proyectadas. En el itinerario figuraba Lima, la que no se puede olvidar. Anunciaron la última pregunta por hacer. La cabeza del cantante giró en un arranque de desesperación y la encontró, un poco más delgada, con los labios rojos y esa línea encantadora en la comisura de su boca.

Se conocieron luego de leerse mutuamente, se parecieron interesantes. Se demoró un tiempo en dar con ella, el problema de vivir en un laberinto. A pesar que los arbustos de pared no eran tan altos, la duda siempre lo perseguía, tomar un camino incorrecto podría retrasarlo o hacerlo perder la oportunidad de verla para siempre. El laberinto fue construido durante el primer gobierno del presidente Belaúnde; esa y demás obras fueron cimentadas queriendo continuar con la urbanización de la ciudad, sin embargo, casi cincuenta años después no se hubiera imaginado a quién encerraría aquel jardín caótico.

Caminaba erecta y con compás castrense. De perfil conmovedor por su nariz, que a pesar de su forma singular, resultaba besable. Era delgadamente carnosa, pálidamente rojiza. Cargaba siempre con sus ojeras de sabiduría, una sonrisa de vidrio y de cuidado, dos frutos de temporada, ombligo simétrico y nalgas firmes. No fue su voz sino el discurso. Empezó a disfrutar de su butaca de cine, era eso, la voz solamente era su forma de llegar.

La primera vez no fue sencilla, incluso le generó un poco de pánico el sentirse evaluado a cada rato. Era bastante incisiva, como queriendo llegar al fondo del asunto, y luego seguir, atravesar los muros de un callejón sin salida. Hasta que con un poco de fortuna llegaron a las películas, y si bien no todas eran comunes, coincidieron en aquellas con que los padres fanfarronean cinefilia. Le intentó contar la trama de una que no recordaba su nombre para ver si la sacaba, pero resultó inútil, es más, ella se burló de su pésima capacidad de cuenta-cuentos aunque la ablandó un poco. Siguieron con el cine y ella se puso un poco triste evocando "La guerra y la paz", fue cuando empezó a hablar de su gusto casi perverso por el alcohol. Ese día no se le sintió tanto, no se oponía totalmente a la creencia de dar una agradable primera impresión. Recuerda que le costaba mucho soportar los ojos, demostraba instantes insoportables cuando la buscaba, pero soltaba risitas, eso era bueno, él pensó que encontrarla sería una invitación para verla matarse, pero al contrario, su alma quería bailar y la bautizó Esperanza.

Para terminar le faltaba mucho, y peor, se castigaba sola poniéndoselo en cara. No se sentía cómoda aprendiendo tantas fórmulas pero lo hacía muy bien, no esperaba que la llamen, le gustaba invertir roles con los profesores y un día calló a un doctor. Su vida era investigar sobre todo, excepto sobre ella. Era adorada por Gina, quien le daba un par de indicaciones, terminaba y bailaban cada una desde su oficina. Y enviaban las investigaciones a competir por todo el mundo y ella le contaba orgullosísima mientras caminaban por el laberinto, que era el camino de toda su vida. Cuando estaba con ella podían tomar atajos, caminar bajo la oscuridad total y salir ilesos. Él empezó, sin calcularlo, con un esputo sobre su verdadera vocación, y a ella le enterneció tanto que quisieron abrazarse. Era tan dura que escuchar su asfixia de risa lo emocionaba, se sentía útil. Esperanza estaba alegre, esa noche solamente había bebido un par de sorbos.

Ambos escribían con sangre, con los litros perdidos en el pasado. Se envidiaban las palabras, el orden y la precisión que habían alcanzado. De esta extraña obsesión por las letras ajenas, la idea de observarse más de cerca era la que les permitía que continúen sus caminatas de noche. Ya jugaban un poco a desearse pero sólo por escrito. El beso, como sucede en ocasiones, invadió todo el cuerpo, pasando desapercibido algunos días hasta que más o menos al cuarto se dieron cuenta que la adicción era evidente. Pero igualmente continuó dura.
- Ya no puedes seguir viniendo sin mi consentimiento.

La sexualidad dejó fluir los juegos. A pesar de su cansancio, de su cara de sueño, la chica se ponía más hermosa. Jugaban por decir, al cine. Cómplices, no mencionaban qué personaje habían elegido, pero creaban nuevas situaciones para ellos, los besaban, era real aquello. A Esperanza le gustaba reír, pero no sobrestimar una simple articulación de la boca, ella quería ser triste, beber un sorbito de vino, ganar en algo, negar el amor como el engaño más grande. Y la deprimía peor el tomarse de las manos, excepto cuando le gustaba hacerlo y se excusaba por el frío. Y a él nunca le importaron mucho esas nostalgias, seguía jugando, ahora a las metáforas. Siempre le interesó saber: ¿cuál de las muñecas rusas le parecía la más bonita? Podía atreverse a preguntarle porque ella siempre sabía todo y la quería por eso. El juego de las pinturas lo descubrió una vez que la encontró recostada. Desde su perspectiva la vislumbró como la Venus de Botticelli y cuando se lo dijo soltó una carcajada, y se dejó besar, aun ella tuvo la iniciativa de besarlo suavemente en ambas mejillas, como si lo quisiera. Exactamente a partir de ese momento inverosímil es que sucedió otra peripecia genial, descubrió aquel ángulo perfecto y terso que junta el brazo y el tronco: su axila de publicidad. Ocurrió como un equivalente a encontrar minas del color del trigo y resultó suficiente para afirmar que estaba enamorado de ella. Se imaginó siendo el hombrecito de "Hable con ella" pero decidido a vivir en su axila para siempre.

Un lunes que pelearon, decidieron amistarse jugando por única vez a los novios. La cuidó en un caminito del laberinto cuando se cruzaron con dos extraños, ella misma cedió. Compartieron su día, sus miedos recientes. Se acariciaron febrilmente de manera furtiva por los vigilantes del municipio hasta que se le ocurrió vendarle los ojos. Ella lo permitió, caminó ciega según lo que él le indicaba, y él quería que se caiga de culo y le duela, pero no, terminó entera. Y por ese beso en la frente, por esos intercambios tímidos de labios, le convidó un poco del licor y le sonrió en espera de un descuido para escupirlo al jardín. El poco néctar que llegó a ingerir le paralizó la lengua, percibió un amargor y con él, el miedo de caer como un saco al suelo. Y sintió que debía advertirle, que esa bebida no era lo que ella pensaba, que le seguiría humedeciendo los ojos y nublando la vista frente al espejo para continuar engañándose que no era bonita. Cuando ella se desmayó, tomó un descanso para recobrar fuerzas. La cargó hasta el umbral de su habitación, la recostó en el suelo y le dejó una nota de papel dentro de su puño derecho. La esperanza la depositó en que ese jugo sea un vino al revés donde el agrio se transforme en un dulce espeso.

Andrés y Ulrica están sentados en un cafetín, diez años después.
- Me gustó casi todo hasta esa de "Tuyo Siempre".
- Cierto, para ti está prohibida.
- Igual que el tabaco y el alcohol.
- Aún tu "feminismo" encantador.

Se emanaba el aroma de La Marzocco, adormeciendo ambas almas enfurecidas con el tiempo.
- Debes saber algo. He sido el primer amor, una vez.
- Si me enteré que te acostaste con el alter ego colombiano de Borges. Está documentado, eres inmortal.
- Te odio. Ya me harté.
- Quédate cinco minutos más - conduciendo los dedos entre sus piernas.
- Una pregunta tonta, - dijo en voz baja - ¿crees que soy bonita?

domingo, 1 de diciembre de 2013

Adrenalina pueril



Para saber hace cuanto no disfrutas de un parque, preguntarse: ¿hace cuánto que no veo un chanchito de tierra?

lunes, 18 de noviembre de 2013

Parley


Soy un buen Ulises, sentencio mi amor por las Sirenas. Admiro su poesía, su entonación, su poder de convencimiento. Quizás más sus curvas, sus senos escamosos, sus axilas de encanto.

No me ataron bien los tripulantes. Me arranqué las sogas y escuché sudoroso. Ya en la borda estuve dispuesto a tirarme un clavado hasta que vi los dientes de una de ellas. Todos eran caninos. Yo también los tengo, pensé, pero no tantos. Aunque no es nada que un buen tratamiento estomatológico no pueda enmendar, decidí seguir hacia Ítaca.

La espera no es hacia una vieja "tramposa" que teje, ni al hijo que no crié, es solamente hastío de la tempestad marítima. Quiero tormenta en la tierra, quiero una sirena con brackets, dispuesta a quitarse las mallas verduscas deliberadamente, que me invite a nadar de vez en cuando.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Nunca jamás, quiere decir, tal vez



...te  he dicho "ya es tarde"
y tú sabías que decía "te quiero".
Espero curarme de ti - Jaime Sabines

La comunicación al parecer sería irreal, es decir, o, me refiero con esta afirmación, a que con respecto a las cosas importantes, nunca nos hemos sido sinceros. La comunicación es un proceso egoísta, en el que cada quién recibe una información de acuerdo a lo que quiere o necesita oír. Pienso que los idiomas son infinitos, no sé cuántas lenguas existan al día de hoy, o cuantas estén consideradas vigentes, pero más allá de esas, hay otras, clandestinas, innombrables, unas que mutan cada día, que se están transformando ahora mismo. Estos seudo-idiomas no son una cuestión de moda, han estado desde antes que naciéramos, hundiéndonos e ilusionándonos. Acaso cuando uno era bebé y pronunciaba un garabato, ¿en realidad quería su comida? No. Para eso está el ruido estomacal, sordo.

Si nos guiamos del elemental proceso de comunicación y sus elementos, el cual estudiamos sin ningún interés desde la escuela, es en el código donde está el problema. Puedo decirle a alguien "estoy cansado" y quien me escuche entenderá "necesita descanso" pero no entiende el mundo en el que habito, no entiende que le he dicho: estoy harto de verte, quiero irme de este lugar, me fastidian tus reglas. Y, ¿si nunca dijéramos nada? Tan solo nos miráramos, sería más fácil descifrar los signos, ¿no? También podríamos sólo besarnos. Yo empezaría a besar suavemente, apasionadamente, hasta encontrar a aquellos que nunca quise y les arrancaría los labios y los dientes. Tendría que tener cuidado pero sería inevitable el momento en que llegue uno y haga lo mismo conmigo.

Estoy convencido que no nos entendemos casi nunca, pero sin darnos cuenta, un segundo antes aprendimos a ser pacientes y a aceptar que se puede vivir así. Bienaventurados los que han repetido tantas veces en la vida la frase "nadie me entiende", porque ellos están en la verdad. Creo fehacientemente en esos momentos indescifrables en que uno llega a comunicarse por cuestión de segundos, cuando tienes cerca algo o alguien y sin saber el por qué, puedes sonreír como tarado.

miércoles, 2 de octubre de 2013

El beso



¿No es acaso el compartir de tu universo húmedo? El portal a tus profundidades, a las que me sumerjo deslizándome por el tobogán de tu lengua. La abertura de tu boca es el camino hacia tu sexo y a tus mares de nostalgia. Me convidas tus labios, y el juego del cíclope ya había aburrido, preferimos la oscuridad. Todo está apagado aquí, podemos tocarnos, ¿dónde estás? Ya te vi. Es el permiso para tocarte, juega, haz lo que quieras. Nos enredamos, qué sea lo más duro, qué sean cadenas de hierro. Respiramos.

(Luz. Cíclope. Ojos humanos.)

Estúpido, intento pararme derecho y bajar del subterráneo. Se abre la compuerta en el andén: estás sentada y desnuda. No te tapas más, te siento con frío pero no me preocupo por abrigarte, estás linda. Me reprochas por la tardanza y son los insultos más hermosos, no me odias. La estación está desierta, él único foco ilumina nuestras cabezas, siguiéndonos, como la luna. Hasta ahora no puedo creer que hayas esperado.

No coordinar es la excusa para besar febrilmente, no importa lo estético, importa asfixiarse, se trata de quién dice más en silencio. Convencidos que no hay mejor alimento que el de ese momento se hace tarde y deben despedirse.

(Bis)

domingo, 22 de septiembre de 2013

Fue un reflejo


NOTA IMPORTANTE: Si ve patear con vehemencia alguna publicidad tirada en el suelo por un chico en medio de la noche, lo más probable es que venga de visitar a una chica. Peor aún si fuma y canta Calamaro, se recomienda mantener la distancia.

***

El camino empezó a estrecharse por esos arbustos que son como una suerte de cerca. Me iba a acercando a dos viejos, uno paseaba un perro chusco. Mis pasos eran más apresurados, cómo si mi premura fuera a descifrar lo que había ocurrido esa noche. Hasta que sentí en el paseador del perro la presión por hacerme un espacio, su miedo a estar estorbándome. Me hizo sentir bastante mal y me detuve un segundo para respirar, aunque fue tabaco. Bajé la velocidad a la más mínima y empecé a disfrutar los recuerdos, los errores y el sentido de la letra que entonaba, iba por "te quiero, te llevaste la cabeza y me dejaste el sombrero".

lunes, 16 de septiembre de 2013

Frágil


El primer encuentro es el más riesgoso. Es como hacer malabares con pelotas de vidrio, al principio muy despacito, por el temor de escuchar crujir los cristales en caso cayeran y explosionaran las bolas como bombas. Se empieza midiendo la fuerza justa para acariciar las esferas pues presionarlas podría significar sangre en las manos y cerca de las venas. Tú amas las bolas, adoras el vidrio así sea un elemento nuevo, desconocido, así tus entrenamientos hayan sido con goma, espuma o plástico, tú quieres malabarear con espontaneidad, riéndote.

El inconveniente real es la temporada circense (generalmente dura dos o tres meses a partir de Julio), el dominio del cristal  tiene que ser apresurado. El público - la mayoría - es bastante exigente y sí, se quedarán hasta el final de la gala, y verán al fortachón retirar sus pesas de engaño, se enfurecerán con los leones de trapo al sacarse la cabeza, y odiarán a los payasos queriendo ser graciosos.

Y el malabarista nunca salió. Siente que nunca estará listo pero se ha vuelto osado y no le importa el público estacional, él cree en un público verdadero, que lo verá en semáforos, en las rotondas de cemento, en los parques sin mucha seguridad municipal. El malabarista quiere mucho a la chica de vestido celeste. Pide paciencia para iniciar.

viernes, 30 de agosto de 2013

Para no olvidar



Gracias a Renato Paredes, verdadero autor del post y quién me describió así (sin saberlo).


Yo soy...
  • El día de la madre en el colegio
  • La clase de dibujo
  • Un regalo de navidad
  • Los diamantes robados por el niño
  • Los colores fuera de la línea
  • El talento naciente

lunes, 26 de agosto de 2013

Para Daniela Mia


Esto es de las estupideces que no hacía mucho tiempo. Es una necedad tener que comunicarme a través de un post de blog olvidado. Y eso que decir tener es mucho, porque no es seguro que lo leas, o lo leas pronto, podría ser en muchos años cuando ya estemos muy lejos (a todo esto, ¿dónde estás?, ¿dónde has estado?).

Fue muy extraña tu desaparición, no dijiste nada y solamente te esfumaste. Ya ni comentar tu blog se puede, pero no sé porque hace tiempo me propuse ubicarte de algún modo. Razones, no las tengo, aunque todo esto ya es bastante iluso y hasta romántico, ¿no? Patético. Saludos, fantasmita.

jueves, 14 de febrero de 2013

14 es cualquier día


El amor es como cuando miras a una chica lindísima y te (le) juras conservar su rostro para siempre. Entonces sales del centro comercial y no recuerdas nada.

jueves, 31 de enero de 2013

Sobre un Nuevo Mundo



Sí, se puede descubrir un mundo nuevo. La embarcación es uno mismo y la tripulación es todo ese conjunto: células, partículas, órganos, carnes, vellos, pelos, aires, pensamientos, sueños, deseos, experiencias, risas, suspiros. La lista es infinita, alma y cuerpo.

Este mundo no puede definirse en una sola palabra, es bastante libertad, mucho amor, muchas risas, muchos llantos, extrema sinceridad, respiraciones, nada de juicio. Y la esperanza, la recompensa. Es que es delicioso el sabor de lo inmaterial, lo intangible se vuelve más real que cualquier producto. Estando disponibles, una palabra de aliento es el alimento ideal, energía duradera hasta el día siguiente y entonces puedes repetir el ciclo.

Este mundo puede destruirse, no hay predicciones válidas, depende de cada dueño. Y seguramente se irán destruyendo. Pero lo mágico de todo esto es el poder re-descubrirlo y ser felices de nuevo, abrazarnos y apoyar a nuevas personas a que lo descubran también.