miércoles, 2 de octubre de 2013

El beso



¿No es acaso el compartir de tu universo húmedo? El portal a tus profundidades, a las que me sumerjo deslizándome por el tobogán de tu lengua. La abertura de tu boca es el camino hacia tu sexo y a tus mares de nostalgia. Me convidas tus labios, y el juego del cíclope ya había aburrido, preferimos la oscuridad. Todo está apagado aquí, podemos tocarnos, ¿dónde estás? Ya te vi. Es el permiso para tocarte, juega, haz lo que quieras. Nos enredamos, qué sea lo más duro, qué sean cadenas de hierro. Respiramos.

(Luz. Cíclope. Ojos humanos.)

Estúpido, intento pararme derecho y bajar del subterráneo. Se abre la compuerta en el andén: estás sentada y desnuda. No te tapas más, te siento con frío pero no me preocupo por abrigarte, estás linda. Me reprochas por la tardanza y son los insultos más hermosos, no me odias. La estación está desierta, él único foco ilumina nuestras cabezas, siguiéndonos, como la luna. Hasta ahora no puedo creer que hayas esperado.

No coordinar es la excusa para besar febrilmente, no importa lo estético, importa asfixiarse, se trata de quién dice más en silencio. Convencidos que no hay mejor alimento que el de ese momento se hace tarde y deben despedirse.

(Bis)