domingo, 22 de septiembre de 2013

Fue un reflejo


NOTA IMPORTANTE: Si ve patear con vehemencia alguna publicidad tirada en el suelo por un chico en medio de la noche, lo más probable es que venga de visitar a una chica. Peor aún si fuma y canta Calamaro, se recomienda mantener la distancia.

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El camino empezó a estrecharse por esos arbustos que son como una suerte de cerca. Me iba a acercando a dos viejos, uno paseaba un perro chusco. Mis pasos eran más apresurados, cómo si mi premura fuera a descifrar lo que había ocurrido esa noche. Hasta que sentí en el paseador del perro la presión por hacerme un espacio, su miedo a estar estorbándome. Me hizo sentir bastante mal y me detuve un segundo para respirar, aunque fue tabaco. Bajé la velocidad a la más mínima y empecé a disfrutar los recuerdos, los errores y el sentido de la letra que entonaba, iba por "te quiero, te llevaste la cabeza y me dejaste el sombrero".

lunes, 16 de septiembre de 2013

Frágil


El primer encuentro es el más riesgoso. Es como hacer malabares con pelotas de vidrio, al principio muy despacito, por el temor de escuchar crujir los cristales en caso cayeran y explosionaran las bolas como bombas. Se empieza midiendo la fuerza justa para acariciar las esferas pues presionarlas podría significar sangre en las manos y cerca de las venas. Tú amas las bolas, adoras el vidrio así sea un elemento nuevo, desconocido, así tus entrenamientos hayan sido con goma, espuma o plástico, tú quieres malabarear con espontaneidad, riéndote.

El inconveniente real es la temporada circense (generalmente dura dos o tres meses a partir de Julio), el dominio del cristal  tiene que ser apresurado. El público - la mayoría - es bastante exigente y sí, se quedarán hasta el final de la gala, y verán al fortachón retirar sus pesas de engaño, se enfurecerán con los leones de trapo al sacarse la cabeza, y odiarán a los payasos queriendo ser graciosos.

Y el malabarista nunca salió. Siente que nunca estará listo pero se ha vuelto osado y no le importa el público estacional, él cree en un público verdadero, que lo verá en semáforos, en las rotondas de cemento, en los parques sin mucha seguridad municipal. El malabarista quiere mucho a la chica de vestido celeste. Pide paciencia para iniciar.