domingo, 15 de julio de 2012

Crónica de un sábado azul - Concierto de Charly García (30.06.2012)



Las ansias se habían apaciguado por mis exámenes finales. Me sentía un poco mal porque no había hecho mi tarea completa para el concierto: no me sabía todas o por lo menos gran parte de las canciones que seguramente cantaría mi ídolo. Un día antes encontré el supuesto setlist del concierto y desconfié porque quería desconfiar, no quería creer en una lista en la que no figuraban muchas de mis canciones favoritas. Sin darme cuenta - porque el sábado pasó más rápido que de costumbre -, ya estábamos con mi viejo a las 7 pm frente al hipódromo de Monterrico. Nos encontramos con Mishell, una amiga con la que voy a los conciertos, fanática al igual que yo del rock argentino y unos trovadores. Entramos mostrando las entradas, y caminamos por una pista improvisada de tierra, por el olor pensé que era cuestión de tiempo que pise caca de caballo. Ya estábamos por llegar al campo donde estaba instalado el escenario, nuestros nervios incrementaban con cada paso, y todo empeoró cuando ya muy cerca, casi sin darnos cuenta, sentimos el rock en el aire, en nuestros oídos, estaba cantando Charly, pero si faltaba una hora, ya no pensamos en nada y simplemente corrimos a ver qué estaba pasando. No se veía nada del escenario, habían tapado todo el campo con mantas oscuras gigantescas, sonaba entonces "Demoliendo Hoteles" cuando nos topamos con largas colas de gente, preguntamos cual era la de "Rezo por vos", y nos mandaron más allá. Lo de Charly era la prueba de sonido, ya queríamos entrar, nos había desesperado. No sabía qué hacer dentro del tumulto, me urgía patear todo y cantar, quedar afónico, gritar "Te amo Charly" y quedar inmortalizado en una de sus grabaciones en vivo.

Por fin entramos e intentamos coger un buen sitio, lo mejor que se podía fue más o menos en la cuarta fila, a pocos metros de la reja que nos separaba de la siguiente prisión. Podíamos ver algo, se distinguía un maniquí en el escenario y todos los equipos, aunque ya nos proyectábamos a disfrutar del show observando sobre todo las pantallas gigantes. Terminando las 8 y comenzando las 9, en alguno de esos minutos se empezó a escuchar un barullo de la primera zona, de los que disfrutarían más de cerca con el héroe de capa azul y pelo hasta los hombros. Los que estábamos más atrás los seguimos, supusimos que habían divisado algún movimiento extraño en la oscuridad absoluta del escenario. Sí, era un músico, pero uno bastante malo e improvisado que ni sabía tocar pues entró con una guitarra para hacer la finta. Soltó una pista y empezó su cántico desafinado, además de una letra muy elemental en cuanto a su contenido. Sólo nos quedó reírnos y pedirle mal educadamente que se largue a la RCSM, NO VUELVAS. No sé cual fue la estrategia de mandarnos a ese individuo a calentar la noche, pero felizmente lo que se vendría sería demasiado bueno para olvidar esa molestia. Luego de casi media hora del mal rato, con un juego de luces amarillas cegadoras, se prendería la pantalla y con una imagen de la portada del disco Vida de Sui Generis, sonaría el inconfundible Hubo un tiempo en que fui hermoso... luego de unos segundos cambiaría la imagen al disco Confesiones de Invierno y de igual manera, escucharíamos un fragmento de "Rasguña las piedras". Todos los discos del más grande tendrían unos segundos, con alguna de sus canciones más representativas. Al terminar el compendio de su discografía, nuevamente todo sería negro. Empezaría a sonar una grabación, aparentando ser un noticiario radial, haciendo alusión a un incendio, fue entonces que se pudo avizorar a unos personajes entrando de los lados hacia el centro de la escena, cómo si fueran clones, pues todos vestían igual. Unas luces azulinas alumbran y Charly nos hace una venia, lo saludamos con gritos y él nos responde acercándose al micro: Buenas noches, Lima.

El sueño se estaba cumpliendo y qué mayor alegría que hacerlo al lado de quién me presentó a tan grande genio, mi padre. El fue quien me lo hizo escuchar por primera vez, y quien luego me consiguió un par de discos de antología, además de contarme historias sobre unos peluconísimos visitantes argentinos que se hospedaron en su casa cuando tendría mi edad, y con los que compartieron mucha música, toda estas aventuras con aquellos hippies latinoamericanos al transmitírmela, simplemente le dieron una mística diferente a lo que fue y será para siempre el increíble señor Charly García para mí. El concierto dio inicio con "Cerca de la Revolución", un tema que a mi la verdad no me gustaba, ahora que le he dado varias vueltas he podido agarrarle cierta afición y leyendo un poco me he enterado que es la canción más representativa en Argentina por lo que significa la letra, que atacaba directamente a la dictadura que alguna vez se dio. Aunque me limité a aplaudir, mucha gente sí la conocía y la coreó, gritó, saltó, al igual que el maestro, que fue de jugar mucho, de poner el micro para la voz de sus seguidores. Siguió con "Fanky" y la locura empezó a abordar a casi todos los presentes, ese ritmo tan bailable logró mover hasta al maniquí, el piano de Charly nos loqueaba. La tercera se la dedicó a Luis Alberto Spinetta, era seguramente una de las más esperadas por todos, quizá debimos persignarnos para "Rezo por vos". El Jockey se convirtió en un estadio argentino por un momento, se escuchaba sólo una voz "Oh, Oh, Oh, Oh, Oh" sumados al rostro de un joven Spinetta en la pantalla, nos dejó listos para vivir intensamente lo que restaba. Seguimos con temas prehistóricos como "Los dinosaurios", tema también con un inmenso trasfondo político y social, quizás similar a épocas difíciles en nuestro país, la melancolía nos rodeaba. 

Me perdí por un momento, rememorando viejos tiempos, buenos y malos pero que viví finalmente y en los que estuvo muy presente la música de García, pasajes de la vida en que las letras eran nada más que una analogía de la realidad y ese día, a unos cuantos metros de él, sentía que le estaba dando las más grandes gracias. En esa desconcentración justo tocaba "Pasajera en trance", la cuál solamente escuché, para luego sí, reventar mi garganta con una canción que "termina con All you need is love, de los Beatles" como advirtió Charly, sí, era "Asesíname". Encuentro mágico determinados espacios en la vida  cuando de manera súbita, mi percepción sobre algo cambia, por ejemplo mi entendimiento acerca de una canción, como si logrará descifrarla y lo mejor de todo es que se dé sin haberlo buscado, como si por fin entendiera que 2 más 2 es 3 y no como creí toda mi vida. En distintos ratos de la noche tuve sensaciones similares, y no quiero pensar que haya tenido que ver todo el olor a marihuana que venía de adelante. Entre otra de las canciones que no canté pero que considero representativas, estuvo "Influencia", si bien no la aprecio demasiado, el flaco a mí me ha influenciado demasiado. Para terminar la primera parte del recital, cantó "Instituciones", otro clásico, esta si se la sabían hasta los vendedores de chorizos, reventó la teba, las guitarras, y el piano, nos encontrábamos en éxtasis.

Mientras Charly y "The Prostitution" descansaban, nos pasaron un fragmento de "Un perro andaluz", demasiadas pastruladas adornadas con frases que han trascendido en muchas canciones del oído absoluto. Nos volvimos a impacientar, era mucho surrealismo para nuestra pobre cultura artística. De esta segunda parte, de las canciones que sonaron más rápidamente y con las que sentí que la entrada estaba bien pagada fueron "Me siento mucho mejor", un atinado cover de The Birds, casi perfecta la traducción, además de "Demoliendo Hoteles", hecha un clásico por ser una de las más comerciales, conocida aun por quienes ni siquiera conocen el detalle del bigote de Carlos Alberto García Moreno (si es que saben de quién hablo). También fue muy emocionante y a la vez inesperada por mi, "No llores por mí Argentina", porque por obvias razones, ya el nombre no le da mucho sentido a ser cantada en esta nación. No obstante fue muy disfrutada, es más que nada la forma en que está compuesta, más allá de la letra, la locura que desata, la aceleración que provoca, se experimenta el verdadero rock and roll de alaridos y destrucción de instrumentos. Continuó "Pecado Mortal" o conocida también como "Nos siguen pegando abajo", también comercial, bastante rockera. Por una breve frase del padre del rock en español, supimos que se avecinaba el final, y un, do, tre, cua, estalló el preludio de "Eiti Leda", estaba siendo demasiado, considerada una de las poesías más grandes de la música argentina, y con mucha razón, una lírica genial, escrita quien sabe, bajo qué cantidad de estupefacientes pero esbozado sutilmente y al milímetro. La entrada había sido una ganga: a pesar de cualquier capricho, cualquier engreimiento o queja de mi por haberle faltado muchos de sus greatest hits, no podía negar que estuve muy cerca, y que me había dado el gusto de escuchar a esta celebridad tan querida por mi. 

Luego de despedirse, regresó. Era seguro que tenía que hacer la jugada de los conciertos, no recuerdo el nombre técnico. A la vuelta tocó "Rock and Roll Yo", que siendo sincero, nunca había escuchado y "Piano Bar" que me sé el corito. Aplaudimos todos, Charly y los "Prostis" se tomaron de las manos y cual obra de teatro, abajo y arriba, agradecieron para desaparecer nuevamente. Los coros continuaron, dispersos, me daba ganas de dirigirlos para ser todos una voz y que nos escuchen tras bambalinas pero no se podía. Por un lado gritaban "otra, otra, otra". Por mi lugar era "Chaaaar-ly, Chaaaar-ly". Otra vez las luces como al inicio nos dieron esperanzas, las voces ya apagadas, retomaron cargas y lo intentamos otra vez. Salió, salió, por última vez para que el día termine siendo un sábado azul y mañana, un domingo sin tristezas. Irónicamente dejó al final una de sus canciones que hizo al comienzo de su vida de músico, "Canción para mi muerte" y en la que habla de lo que todos hablan y nadie se libra. La simpleza de nacer, ser bello y feliz, crecer y ser más feliz y más triste, aprender, pero no acostumbrarse, eso no, por favor. Genial por todos lados, en su epitafio podría alardear tranquilamente de que tocó sobre todos los temas importantes en la vida, así como la vida misma. En el último adiós dejó como posibilidad venir el próximo año (y estaré encantado). Sólo me queda decir gracias ídolo, y amén.