las ganas de abrazarlas, deslechándolas
y el sonido antagónico de cualquier nene que aspira.
- Cjuuuuuuuuuuu (vaso con una cañita, un jugo que se termina)
No más novena ley, deseo leer, contar,
decirlo y sentir que deslumbro.
Cuántos pechos postizos en el armario,
pezones arrugados, inundando la habitación.
Pocos, pocos empolvados que a pesar de su obsolescencia y deterioro
rememoran el momento en que uno pronuncia:
"me vine" y piensa que fue preciso.
Pido permiso al vecino del bus, no me mira por leer,
¿qué pasó finalmente con Quilca?
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